El Real Madrid cierra 2025, año en blanco y no precisamente del que gusta a su afición, con un duelo cargado de trampas. No es el Sevilla el rival poderoso de antaño, pero cualquier equipo parece capaz de poner en apuros al grupo de Xabi Alonso. Sin ir más lejos, ocurrió el pasado miércoles en El Prado. El Talavera llevó al límite a los blancos, que siguen en los huesos pese a las dos victorias seguidas que alivian—sólo parcialmente— la angustia de su entrenador.
Xabi celebró el pase en Copa sabiendo que su crédito sigue menguando o que, al menos, se mantiene igual de bajo que tras la derrota ante el Celta, que puso su nombre sobre la mesa de la directiva. El equipo dio señales de pulso, aunque débil, ante el City, y sacó adelante de aquella manera los partidos ante Alavés y Talavera. Un mucho de Mbappé y un bastante de Courtois y Lunin, una fórmula que retrata las carencias estructurales del equipo.
No se pone nota
El mismo Xabi rechazó ayer poner nota a su primer medio año de blanco porque, ya se sabe, en fútbol los finales se pasan en primavera. Pero es inevitable echar la vista atrás y sollozar ante el rendimiento de un equipo que, hace apenas un año, aspiraba a siete títulos. Se lograron dos, los menos importantes, aún con Carlo Ancelotti en el banquillo. Pero, todavía con el italiano, se fueron por sl sumidero todos los demás, además del Mundial de Clubes, ya con el sustituto de Carletto al frente. Buena imagen y topetazo final.
En Estados Unidos se empezó a notar la mano de Xabi, que parece haberse evaporado en los últimos meses. Ni rastro de a la presión alta y de la intensidad, y los mismos problemas del pasado ante bloques bajos. Falta finura en la generación de juego y al equipo le salva la dimensión histórica de Courtois y el rendimiento de un Mbappé cuyos goles no se han traducido en títulos relevantes. Con todo, en manos del francés está el batir un récord histórico del mismísimo Cristiano Ronaldo. Una evidencia de que el problema hay que buscarlo más allá del rendimiento del 10. Hay jugadores lejos de su mejor nivel, como Vinicius, Bellingham o Güler, cuya luz ha perdido brillo, siendo casi el único jugador capaz de aclarar las jugadas en la zona de tres cuartos.
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Tampoco las lesiones están dando mucho margen a Xabi. Los problemas físicos han golpeado con dureza especialmente a la defensa, dejando al tolosarra sin una base sólida a partir de la cual poder construir sin miedo. La situación debe aliviarse a partir de este fin de semana (hasta hoy no se conocerá la lista), pero la defensa de este Real Madrid no puede ser reconocible sin Militao, Carvajal y Trent, que aún tienen para largo.
Un Sevilla golpeado
2025 le reserva al Sevilla, para su cierre, la ya tradicional visita al dentista. Partido en el Bernabéu, donde no gana ni suma puntos desde diciembre de 2008. Y, además, no llega en su mejor momento.
La goleada al Oviedo animó al personal, pero qué poco dura la alegría en casa del pobre, como se suele decir. Un penalti frente al Alavés cometido por el canterano Castrín dejó al conjunto nervionense fuera de la Copa del Rey, un mazazo anímico en la previa del choque ante el Real Madrid.
No es su liga y sigue siendo una incógnita saber cómo reaccionará un Sevilla que, eso sí, fue capaz de endosarle un 4-1 al Barcelona. Almeyda recupera a tres jugadores: Marcao, Kike Salas y Nyland.



